El verano zaragozano tiene algo mágico: esos días en que te levantas y piensas «hoy me apetece mar» y otros en que solo quieres algo que sepa a tierra, a raíces, a esas cosas que alimentan por dentro. El Grupo Tándem lo sabe, y por eso este agosto ha montado un dilema delicioso en sus cinco templos gastronómicos: ¿equipo agua salada o equipo altura?
Imagínate la escena: son las dos de la tarde, hace un calor que pela, y de repente tu estómago se convierte en un GPS gastronómico que no sabe si tirar hacia la costa o hacia el Pirineo. Tranquilo, es normal. Es el síndrome del «¿qué cenamos hoy?» pero en versión verano y con más good vibes.
NATIVO: Cuando tu mesa se convierte en chiringuito (o en refugio de montaña)
En Nativo han entendido que elegir entre mar y montaña es como elegir entre Cristiano y Messi: imposible y muy personal. Por eso te ponen fácil la cosa:
Si hoy te apetece sentir la brisa: La lubina a la brasa (16,25€) llega con verduras asadas que saben a huerto con vistas al mar. O la ventresca de atún al Orio tradicional (16,50€), que es básicamente llevarte el País Vasco a la mesa sin peajes de autopista.
Si prefieres tierra firme: El arroz aragonés (13,75€) horneado a la brasa con secreto ibérico y boletus es pura Aragón en cucharada. Y el morloncho (15,50€) —parrillada de morcilla, longaniza y chorizo criollo— es esa comida que abraza por dentro y te recuerda por qué los domingos en el pueblo siempre saben mejor.

MORROFINO: El arte de decidir con estilo
En morrofino la cosa se pone seria. Aquí no solo eliges entre mar y montaña, eliges entre ser una persona sofisticada o… bueno, también sofisticada pero más canalla.
Equipo “Vamos pa Cai”: El carpaccio de pulpo (14,50€) con aceite virgen extra y pimentón o las zamburiñas gratinadas con crema de bogavante (14,95€, 6 unidades) lo más cerca de Zahara pero sin extra del viento de Levante
Equipo terruño: La tortilla sibarita (12,95€) con patatas, huevos camperos y «mucho morro» (literal). Y la cabeza de cochinito crujiente (16,50€), inspirada en la Tasquería del chef Javi Estévez, que es básicamente hacer las paces con tu lado más salvaje.
LA BOCCA: Cuando los arroces mandan
Si hay algo que une mar y montaña son los arroces. En La Bocca lo saben y por eso te ponen contra las cuerdas con decisiones imposibles.
Versión marina: El arroz con bogavante (22,50€/pax) que te transporta a cualquier puerto del Mediterráneo. O el arroz de costilla de vacuno confitada a 65º (18,50€/pax), para que no tengas que decidir ni una cosa ni la otra…
Versión continental: El carpaccio de picaña madurada (15,25€) con aceite virgen extra y crujiente de pan, o el steak tartar (17,75€) con helado de queso Idiazábal y pan de Cerdeña, que es básicamente el Mediterráneo y los Pirineos dándose la mano.

MARENGO: Donde todo sabe a aragonés (pero con acentos)
En Marengo han resuelto el dilema de una forma muy inteligente: todo sabe a Aragón, pero con guiños al mundo.
Con aire marinero: Los chipirones afogaus (14,75€) con cebolla de Fuentes y morcilla aragonesa son Galicia vista desde el Ebro. Las brochetas de salmón pirenaico (15,95€) marinado con taboulé mezclan los Pirineos con el Líbano sin complejos.
Pura montaña: La tabla de quesos aragoneses (16,50€) con miel de Rigaborza y porroncico de moscatel es Aragón en estado puro, concentrado y delicioso.
NÓMADA: Porque el mundo es un pañuelo (que se come)
Y si eres de los que no puede elegir entre una cosa y otra, Nómada te entiende. Aquí la filosofía es clara: ¿por qué elegir entre mar y montaña cuando puedes elegir entre continentes?
Aire asiático: La ensalada templada de atún rojo (13,75€) con setas shiitake, aguacate y aceite de sésamo. O el Pad Thai (14,25€) de secreto ibérico y gambas, que es básicamente Tailandia pero con denominación de origen.
Rollo americano: Los nachos con dos huevos (12,25€) con totopos caseros y boloñesa son puro comfort food. El costillar ibérico a la barbacoa (14,25€) de manzana y mostaza es el sueño americano hecho carne.

La conclusión (o por qué no tener que elegir es la mejor opción)
Al final, la pregunta no es si prefieres mar o montaña. La pregunta es: ¿por qué conformarte con uno cuando puedes tener los dos? Este agosto, el Grupo Tándem ha convertido Zaragoza en un mapa gastronómico donde cada restaurante es un destino y cada plato, un billete a cualquier parte.
Así que ya sabes: si te has quedado en Zaragoza este verano, no te has quedado en ningún sitio. Te has quedado en nuestro pequeño centro del universo gastronómico, donde elegir qué comer es la única decisión importante del día.
Y si vienes de vuelta de vacaciones con morriña playera o montañera, no te preocupes. Aquí puedes seguir viajando sin hacer maletas.
Solo necesitas hambre, ganas de aventura y, como mucho, una reserva.